Inerte, evoca un tiempo en el
que lucía cuidados tirabuzones e impolutos encajes. Mañanas inagotables de
juegos, tardes de té y noches cálidas bajo el pequeño, pero férreo, abrazo de
Lucy.
Relegada
entre las sombras del arcón, un permanente abandono acentúa el decrépito en su
mellado armazón de frágil porcelana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario