Aparece
en escena. Decenas de ojos le observan expectantes. Un foco de luz blanca se
centra en él. Tropieza provocando un aluvión de carcajadas. Dichoso, se levanta
para volver a tropezar con sus enormes zapatones y su colorido traje, consiguiendo,
una tarde más, que la ilusión irrumpa en la pista.
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