Cuento hasta
diez despacio y echo una mirada rápida a mí alrededor. Agudizo la vista. Nadie.
Una vez más, la ansiedad se apodera de mí. Aparece de la nada. Intento pillarle
pero se escapa. Llega a la pared y grita. ¡Por mí y por todos mis compañeros,
por mí primero!
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