18 marzo 2015

Retirada

¡Corred, corred! Fueron las últimas palabras que escucharon mis oídos bajo un estruendo ensordecedor. Retroceder y refugiarse en la trinchera era nuestra única alternativa. Tan cerca estuve de lograrlo que, cuando la bala taladró mi cerebro, la zanja acogió mi cuerpo inerte. La oscuridad y el silencio se hicieron uno.

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