15 junio 2018

Caballo perdedor

La suerte, la mala, se adhirió a mi piel tras nacer. Enraizado en mi fragilidad, sucumbí ante falsos cantos de sirena que me malearon debilitando mis alas hasta que, una negra noche, en un negro portal de un negro callejón, un último caballo plateado galopó desbocado por mis venas, quebrándolas.



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