Exhausto tras la
faena, fuma un cigarrillo en cubierta. Es su última marea y su mente anhelante
surca el océano hasta tierra firme. Por estribor, una colosal ola rompe arrastrando
el cuerpo desprevenido de Nico, engulléndolo bajo las gélidas aguas de un mar
que, jamás, brinda riquezas sin cobrarse tributo.