Del gris y
ruinoso edificio no cesan de salir combatientes armados hasta los dientes.
Intenta esquivarlos. Corre fusil en mano hacia los depósitos buscando
protección. Está atrapado. Le disparan y cae. ¡Maldita sea, otra vez no!
¿Se puede saber
qué haces, Guille? Deja la consola y ponte a estudiar. ¡Ya!